Cuentos de Peregrino

Un lugar de encuentro con los sueños y las fantasías...

martes, 10 de diciembre de 2013

Tributo a Alfred:


Lucia siempre impecable, no podía ser de otra manera teniendo a quien tenía como asistente.  El era quien se ocupaba de zurcir delicadamente las telas rasgadas por el maltrato sufrido. De mantener bajo siete llaves el secreto de los suaves y disimulados toques de maquillaje que ocultaran las consecuencias de prolongadas noches de lujuria.
Sus habilidades, mucho más allá de las requeridas para un simple mayordomo, se extendían al mantenimiento del vehículo.  Pasaba horas reparando las abolladuras, retocando la pintura o lavando y sacando brillo a la carrocería para que luciera como debía.
El mayor esfuerzo, lo que le requería una entrega total, casi sobrehumana; estaba dado por el apoyo psicológico: Afectado por una profunda depresión y abrumado por el rol que le habían asignado, Alfred lo  alentaba constantemente logrando que luciera impecable.
Ni hablar de la aparición de rasguños profundos: sabía que tenía que actuar rápido, antes que el descubrimiento de la herida le hiciera ver la sangre; acontecimiento que le provocaría un desmayo inmediato ¡con lo que le costaba levantarlo! Menos mal que con la dieta hipocalórica había logrado reducirle el sobrepeso que lo hacía lucir como un murciélago embarazado.
Resignado,  sabía que podría descansar por algunos momentos cuando su amo, convocado  por la imagen proyectada en el firmamento; acudiera a cumplir con la hazaña y el rol que le habían asignado.
En medio de la oscuridad permanente de la ciudad el héroe continuaría cumpliendo los mandatos que le prescribiera su creador. Alfred acompañaría en silencio rogando que, al menos, algún día no tuviera que plancharle la capa…


                                                             Peregrino

viernes, 8 de noviembre de 2013

Dominó


Do la miró mal, Minó la insultó por lo bajo. Su compañera, dueña de un oído infalible, la escuchó; giró, la tomó de los cabellos y sacudió su cabeza golpeándola contra la pared del aula. Era la última de la fila.
Al otro día, las tribus a las que pertenecían ambas se enfrentaban en las puertas del colegio.  Entre los heridos y contusos hubo varios policías y gendarmes, que; sin poder identificar exactamente de qué bando había venido la agresión, comenzaron a tomar venganza.
El hijo del intendente sufrió, casualmente, las consecuencias. Asumiendo la adversidad política, envió la barra brava a vengar el hecho.  En este incidente quedó involucrado y herido el diplomático de una de las potencias dominantes que estaba circunstancialmente en el lugar.
El líder del país importante tomó represalia contra su adversario.  La respuesta no se hizo esperar y las alertas sobre el posible empleo de bombas neutrónicas aterrorizaron a todo el planeta. ¡Justo ahora que Minó había abandonado el hospital y Do, reconociendo su error, la estaba esperando para pedir disculpas…!!!!!!


                                                           Peregrino

viernes, 1 de noviembre de 2013

El Velo


Hacía ya un año que se había instalado en el country, aprovecharía su cumple número cuarenta para convocar a sus nuevos vecinos y amigos.  Tendría que ser especial, eran cuarenta, solitarios cuarenta… ¿con la crisis de la edad…? No lo tenía demasiado claro; la idea de festejarlo con una  fiesta de disfraces no era muy original pero, no obstante, se fue consolidando…
Preparó el evento cuidadosamente recomendando que las vestimentas fueran elaboradas y que dificultaran la identificación, total estaba en un country lo que le daba cierta  garantía de no tener infiltrados…
Desde temprano, esperó ansioso la hora de la convocatoria.  Fueron llegando, algunos reconocibles y otros no tanto.  Bailó, rió y se divirtió merecidamente.  A punto de realizar el llamado para la ceremonia de la torta advirtió la llegada de otra invitada. Estaba allí, en la puerta, esperando que le franqueara el acceso. La imagen lo inmovilizó momentáneamente. Lucia el mejor vestido de odalisca, con una tela de matiz blanco transparente. Le abrió, se acercó despaciosamente, parecía flotar sobre sus pasos. Trató de recomponerse para iniciar un dialogo, no pudo. Su mirada se desplazó por las suaves curvas que transparentaba la vestimenta y finalizó clavándose en dos ojos verdes coronados por profusas pestañas negras que, aleteando, como mariposas de colores le hacían llegar una suave brisa perfumada.  No hablaba, susurraba, por un instante pensó que realmente deseaba ocultar su personalidad; más tarde concluiría que era su manera de expresarse. Supo que se llamaba Ebediyet, luego conocería su significado: Eternidad…
A partir de allí no existió nada ni nadie más… 
¡Ni siquiera tuvo que pensar  los deseos! La noche había adquirido su propia magia y el no estaba dispuesto a cuestionarla…
Todos se retiraron, excepto, quien debía quedarse; acompañarlo, acariciarlo, besarlo, mimarlo… Tal como lo había pedido…
Despertó agotado. Buscó a su compañera; fue inútil… Percibió una molestia, veía un velo traslucido flotando en todas sus imágenes, como si estuviera grabada en su ojo…
En cada cumpleaños esa imagen vuelve, se instala y flota en la penumbra de la noche. Todos los invitados festejan pero el velo solo danza para el…


                                                                           Peregrino

domingo, 27 de octubre de 2013

Simplificando



Con la simpleza que caracteriza a los grandes genios se sentó en su sillón preferido y comenzó la mateada matinal.  Cosi saltó a su regazo, sin más, como de costumbre. 
Toda su vida, dedicada a la investigación,  se proyectaba muda en imágenes multicolores.  En tanto, ahora; mirando en perspectiva, había comenzado a cuestionarse:
-¿Porqué deberían ser seres superiores…?
-¿Porqué deberían venir a invadirnos…?
-¿Porqué tendrían que trasladarse en naves de avanzada tecnología?
-¿No podrían haber sido transportados por el mismo universo en alguno de los infinitos meteoritos que dejaron sus huellas sobre la tierra…? ¿En alguna forma de vida suspendida o metamorfoseada…?
Tantos porqués lo agobiaban.  El peor de todos era el porqué no habérselo planteado antes, habiendo sido rehén de esquemas y paradigmas que no lo habían conducido a nada.
Indudablemente el camino era otro. O nunca habían llegado,  o si lo habían hecho, ya estaban entre nosotros y seguramente no para aniquilarnos…
Cosi lo había obligado a desarrollar la habilidad de cebar con una sola mano, con la otra debía acariciarla porque si no lo hacía volvía hábilmente a reclamarle con su hocico hasta lograrlo.
-¿Y si estuvieran entre nosotros, cómo serían?  Continuaba ahora planteándose bajo este nuevo esquema de ideas: Adoptarían las formas más variadas, para no tener ninguna definida, se respondía. Serían nuestros amigos, porque sino ya estaríamos dominados…
Cosí, advertida del peligro que representaba esta revelación, no tuvo más remedio que buscar la vista de su amo y aplicar el neuralizador a través de su mirada…  Por suerte esta maravillosa propiedad les permitiría continuar sobreviviendo en el planeta que los había alojado…



                                                                Peregrino

miércoles, 23 de octubre de 2013

Tempestad



Labró su huerta sobre tierra virgen.  Orgulloso vio crecer sus tres retoños fuertes, vigorosos y traviesos.
Cuando los surcos alcanzaron su piel sintió que había llegado el momento de detenerse a contemplar su obra.  Fue entonces cuando en el horizonte se dibujó una tempestad, distinta a las conocidas, mucho más cruel y siniestra.
Primero se llevó el pilar sobre el que se recostaba, su soporte; luego al que le había dedicado todo su esmero, porque su fragilidad así lo exigía.
Desde entonces, absorto; pierde su mirada en el infinito.  Busca otra tormenta, una que le permita reencontrarse con lo perdido…


                                                     Peregrino

viernes, 18 de octubre de 2013

¡Viven!




Ángeles y demonios se debatían en La casa de los espíritus a la espera de La Metamorfosis que les permitieran convertirse en El Principito. En tanto, El alquimista lograba El perfume que El conde de Montecristo utilizaría en sus Mil y una noches.
Así, Un Mundo feliz ingresaba a El Túnel de la Divina Comedia dejando a La era del vacío como simples Ficciones de La conjura de los necios.
Nada nuevo había sucedido, desde La Biblia los libros viven; trascienden a las generaciones y se instalan definitivamente entre El amor, las mujeres y la vidaFinal del Juego.


Peregrino

martes, 24 de septiembre de 2013

Volando



   Sofía y Gala habían sido seleccionadas porque daban con el perfil requerido por la empresa. Estatura mediana, cabello castaño claro, ojos almendrados, tez blanca, voz dulce y afable; domino de idioma, solteras y obviamente: no vivir a una distancia mayor a 20 kilómetros  del aeropuerto.
Se habían conocido ocasionalmente, al compartir esperas.  Ninguna de ellas sospechaba que tenían un vínculo en común.  De haberlo sabido, la relación hubiera sido muy distinta.   Esa coincidencia se llamaba Ariel, más precisamente, el comandante Ariel Lucas.  Un profesional, egresado de la escuela de aviación con las mejores calificaciones.  Un galán: estatura mediana, delgado, cabello entrecano, ojos azules, voz pausada y profunda.  No había conocido auxiliar que no se hubiera impactado con su imagen.
   Después de cinco años de trabajo, la aventura y el apasionamiento del comienzo  habían desaparecido; ahora todo era rutina,  hasta la preocupación y el temor por el estado y mantenimiento de los equipos.  “Son una bomba de tiempo...” había comentado íntimamente Sofía, 
Lo que sí se había modificado sustancialmente, eran sus vidas:  Sofía convivía con Ariel.  Llevaban una vida distendida y alegre.  No tenía parientes, solo un tío lejano viviendo por las costas de Málaga.  
Gala, en cambio, no había podido cortar el cordón y, silenciosamente, soportaba las angustias de su madre y las (cada vez más frecuentes) borracheras del padre.  Había intentado independizarse varias veces y otras tantas, su madre había caído en profundas depresiones; o el padre había reaccionado descargando la ira con su mujer.  A pesar  que la  presencia de Gala era esporádica por el trabajo; la demanda y el vínculo de única hija con los padres no le permitían contar con los breves momentos de independencia que merecía.
   Se propuso una y mil veces romper este círculo vicioso y otras tantas, sucumbió al reclamo de los padres. 
   Estaba una vez más esperando la salida del vuelo.  Por lo menos podría compartir algunos momentos con su amor imposible.  En ese momento, Sofía la sorprendió:
-          Hola, Gala.
-          ¿Qué tal muchacha? ,¿qué es de tu vida?
-          Tengo que pedirte un favor.
-          Dale, si puedo...
-          Mirá, hoy cumplimos aniversario con Ariel y además, tengo una sorpresa  para él: estoy embarazada.  Quiero darle la noticia en vuelo, anunciándola por comunicador.  Te cambio el viaje, yo tengo que salir en seis horas a Mendoza.
-          ......Pero Sofía ¡tenemos que avisar en operaciones.... ¡ .
-          ¿Quién se va a enterar? Ariel es el comandante........ . Dale Gala haceme el favor...
   No podía decirle que no.  Era una barbaridad.  Pero la ocurrencia era genial.  Además, íntimamente; muy íntimamente, Gala envidiaba poderosamente a Sofía y facilitarle esto era como vivir su propia ilusión.
-          Bueno, dale.  Pero cámbiate esas medias que están corridas.
-          No tengo otro par, prestame las tuyas; ¡dale que en cinco minutos abordamos!
Y así comenzó una nueva historia.....:
    Dicen que el viejo DC9 32 se metió en una tormenta muy fuerte.  Dicen, también, que el Pitot que lee la velocidad se “engeló” (congeló).
 A nueve mil metros de altura no es posible conocer la rapidez de desplazamiento, si no es a través del tablero.  Cuando la tormenta de viento y granizo congeló el pitot, no hubo indicador que permitiera conocer la misma.  La lectura en el tablero indicaba pérdida de velocidad..... .  Ariel pedía más empuje (potencia), al copiloto.  El avión aumentaba la rapidez, mientras que el comandante suponía que la perdía cada vez más.  Entonces, el error fatal: 
“- Dame flaps “.... .
“- Nos caemos......, la p....que lo pa.... .”
   El intento de aumento de sustentación por medio de los flaps sólo puede realizarse a velocidad muy reducida.  En esta ocasión, había provocado una resistencia enorme que terminó desarmando las alas y precipitando la caída del avión a toda velocidad.  No hubo sobrevivientes.  El impacto produjo un tremendo pozo en el suelo de Fray Bentos.  Seguramente, antes de este momento fatal, Ariel ya estaba disfrutando de la noticia y Sofía más profundamente de su embarazo.
   Mientras tanto Gala, que no había vuelto a casa, caminaba la costanera; se enteró de la noticia por una de las radios de los puestos de la zona.  Al principio enloqueció y estuvo impulsada a echarse a correr.  De pronto una loca idea la asaltó: autosecuestrarse, denunciar la perdida o robo de los documentos -los de Sofía Martínez-.  O es que alguien podría suponer que Gala Giménez no era la auxiliar de a bordo..... .

                                                                                     Peregrino



domingo, 22 de septiembre de 2013

El Ego Ista





Ista iniciaba o cerraba cada frase, de nunca más de tres palabras, con un fuerte y rotundo YO.  Esto había provocado que la gente lo evitara para entablar una conversación.  No le importaba, total los mejores diálogos continuarían siendo los que mantendría con él mismo…


                                                        Peregrino

viernes, 13 de septiembre de 2013

En nombre del Señor









Fueron muchos siglos de investigación, pero al fin, continuando con una línea de trabajo; un reconocido científico de un país Islámico logró demostrar que su Dios no era del género que habían asumido históricamente… 
Ya no era posible recuperar las mujeres ejecutadas por infidelidad. Quizá, todavía pudieran encontrar con vida a alguno de sus amantes para enmendar, al menos, alguno de los errores cometidos…


                                                           Peregrino

viernes, 6 de septiembre de 2013

Sustentabilidad




Por suerte, la última en abordar fue la jirafa ya que pudo visualizar que, con su incorporación, la nave caía por debajo de la línea de flotación.  Fue allí, entonces, donde comenzó la discusión de quien debía abandonar el viaje para aligerar el peso.  
Solo Noé sabía que el único que podría hacerlo sin afectar la sustentabilidad era él.  La decisión ahora era cambiar el curso de la historia o el de las especies…



                                                        Peregrino 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Noches de guardia



Paula había terminado sus estudios secundarios con excelentes calificaciones, como abanderada y con un promedio final de ¡9.97!  Perfectamente definida, inició su carrera de medicina donde tampoco tardó en destacarse, quizá influenciada y favorecida por su ascendencia: Hija del Jefe de Cirugía del Clínicas y de la Jefa de Neurocirugía del Hospital Español.
La relación con sus padres se reducía a unas pocas vacaciones y algunas cenas y almuerzos compartidos.  Había logrado profundizarla cuando se identificaron profesionalmente, a partir de entonces pudo tener abundantes charlas sobre técnicas, teorías o experiencias de la profesión. No es fácil describirla.  Fue una vieja joven pero, al mismo tiempo, con enormes ansias de devorar la vida.  Gozó de total independencia desde muy joven.  Esto la había llevado a recorrer a temprana edad  lugares como las ruinas de Machu Pichu o internarse en el altiplano, sin más compañía que la de  su mochila, iba en busca de aventuras, se desafiaba a si mismo comprobando cuanto era capaz de dar y lograr. En las montañas había percibido una energía que la reconfortaba.  Sentía como fluía y la vitalizaba. Disfrutaba de los lugares vírgenes, de largas charlas con los aborígenes bajo la luz de las estrellas…  Físicamente era muy atractiva: de estatura mediana, ojos color miel, nariz pequeña y respingada, largo cabello rubio ondulado y piel morena aterciopelada.  Tenía una expresión muy dulce y hablaba perfectamente inglés o francés, también dominaba el Portugués y el Italiano.  La lectura temprana y agotadora la habían obligado a lucir un par de pequeños lentes por sobre los que miraba acentuando su sensualidad.
Había comenzado con las prácticas profesionales y cumplía largas guardias en hospitales públicos.   Vivía situaciones que jamás hubiera imaginado, como aquella vez cuando apareció un individuo con un cuchillo tramontina que le atravesaba el maxilar superior.  Pronto comenzó a conocer el delgado hilo entre la vida y la muerte, allí sintió profundizarse esa necesidad de “gastar la vida” que siempre había sentido.  Recordó los momentos de reflexión en los funerales de sus abuelos, el “carpe diem” que se repetía mentalmente una y otra vez.  Recorría las salas y cumplía con las rutinas indicadas, sabía que cuando no había remedio, el mejor era el consuelo; el acompañar al paciente en su mejor tránsito hacia ese destino desconocido.
No podía evitar recorrer las salas de terapia intensiva.  Precisaba estar  donde la vida y la muerte luchaban permanentemente. Se preguntaba que morbo la llevaba a tener esta conducta. Pronto se le hizo hábito comenzar a llevar estadísticas: cuántos lograban sobrevivir contra cuántos habían sido vencidos.  Esta obsesión se hizo peligrosa.  Su profesionalismo le indicó concurrir a su analista en busca de ayuda. Por más de un año intentó encontrar la solución a esto que consideraba una obsesión peligrosa. Las sesiones se tornaron cada vez más tediosas e insoportables.  No la estaban ayudando.  Decidió terminar con ellas y afrontar la realidad: Continuaría haciendo lo que sentía.  Ahora lo haría sin miedo, sin aprehensiones. ¿O en definitiva no había estudiado para esto? ¿O acaso no era ello lo que le indicaba su vocación?
Sin darse cuenta traspuso este umbral y ya estaba recorriendo el siguiente: Se sentía tentada a acortar el sufrimiento de aquellos que no tenían esperanza de vida.  Se preguntaba repetidamente ¿quién era ella para arrogarse la potestad de la vida? Se respondía: Cuando no hay solución la más benévola e indolente es la mejor.  Todo un trauma.
Esa noche conoció el caso que cambiaría su vida: un chico de veintitrés años que estaba con una hepatitis fulminante por daños provocados por una vacuna vencida.  No lo podía entender.  
Se acercó y conversó con el.  Era tan afable e interesante que, sin notarlo, estuvo horas percibiendo su esencia, lamentándose no haberlo conocido antes.  Quedó atrapada, Nahuel era un joven estudiante de Ingeniería, morocho de ojos verdes; buen físico…y ahora todo desnudo y conectado en la sala de terapia intensiva a la espera de un transplante salvador…
Ya en su departamento intentó conciliar el sueño, era necesario recuperarse.  La imagen de Nahuel, su situación, ese encanto que transmitía no se lo permitieron.  Era nochebuena, su próxima guardia era dentro de dos días.  Quizá no lo volvería a ver… No soportó la idea, tomó el celular y cambió el turno, fue muy fácil; quien no deseaba quedarse en casa en vísperas de Navidad.
Ingresó a la sala y descubrió los destellos de alegría que brotaban de los ojos de Nahuel.  Le tomó la mano y continuaron conversando como si jamás hubieran dejado de hacerlo.  Sintió ternura y temor. Procuró distraerlo contándoles las vivencias de sus viajes.
Se interesó por el seguimiento de la búsqueda de un donante.  Sospechaba que se estaba creando una vinculación que no podría ser… No podía evitar volver a verlo, charlar con él… Seguir descubriéndolo, hacerle sentir que debía aferrarse a la vida. La posibilidad del transplante era remota.  Sin él no tenía posibilidades de recuperarse.  Si bien todavía estaba lúcido y medianamente íntegro, las expectativas de vida no iban más allá de las setenta y dos o noventa y seis horas, en el mejor de los casos. Volvió, consciente o no, se acercó demasiado, él levantó su brazo y lo desplazó suavemente por su cabellera.  Reaccionó inmediatamente.  En ese segundo luz, pasaron mil situaciones e historias, sus ex parejas, las caricias que no tuvo de sus padres; el abuso que había sufrido cuando chica… Se contuvo, sabía que lo podía ayudar, además le agradaba.  Volvió a tomar su mano y lo ayudó a acariciarla… Siguió un beso… estaban solos… subió a la camilla… No podía creer lo que estaba haciendo… No lo pensaría, solo viviría el momento.  Así fue, totalmente intenso, gozó y disfrutó como si nada sucediera… A pesar que había sucedido lo mejor…
Bajó, acarició su frente, la mirada de Nahuel lo decía todo.  Lo dejó y la dejó… En pocos días más confirmaría que, a su manera, había burlado a la muerte otra vez y que Nahuel continuaría viviendo a través suyo por una generación más…
                                                                                          Peregrino


sábado, 17 de agosto de 2013

Gema




Los frutos de los árboles de Tesoro eran muy particulares: daban diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros azules, entre otros.  Producían todo el año y, periódicamente, los habitantes de este principado  los canjeaban con los de pueblos vecinos por todos los objetos que precisaban.  Por ello, no necesitaban trabajar; solo se dedicaban a regar y abonar sus plantas.  También había generado que tuvieran todo el tiempo para el ocio, que se aburrieran y que la pereza pronto viniera acompañada de la tristeza…
Hacia muy poco que Gema conducía los destinos de Tesoro, aún así; y siendo tan joven, sentía que debía cambiar esta situación.  Estaba convencida que la comodidad y la riqueza que los rodeaban no eran suficientes para una existencia plena.
Recordaba haber soñado el rostro de una persona que dibujaba un raro gesto: levantaba los extremos de sus labios produciendo una comisura, una pequeña hendidura cercana a los extremos.  El placer que le produjo ver tal imagen, desconocida para ella y para los habitantes de su principado, la habían tentado a imitarla.  Procuraba copiar  lo que había visto, percibiendo que cuando lo lograra, habría alcanzado la llave del cambio que quería impulsar.
Luego de fracasar en sus intentos recordó que, siendo niña, vio el gesto en  uno de los habitantes de un pueblo vecino que venía a canjear sus productos.  Se dirigió entonces al mercado y comenzó a hurgar en el rostro de todos los visitantes.  Miró y volvió a mirar sin éxito.  Decidió, entonces, llegarse hasta Zota, un pueblo vecino donde vivía Braulia, una brujita con mucha fama por los alrededores.
Preparó su sequito, eligió los mejores frutos de sus propios árboles y los cortó para ofrendárselos a La Doña, como le decían por sus lares… 
Cuando Gema le relató a la Brujita lo que estaba buscando ella le respondió con el mejor de los gestos, uno de esos que estaba procurando, le dijo que le decían sonrisa y que había algo superior que se llamaba risa.  En vano Gema intentó imitarla.  Fue entonces cuando Braulia le enseñó una técnica infalible: Posó sus dedos sobre los costados de su cuello y comenzó a rascar suavemente sobre la superficie, hizo lo mismo con los laterales de su estomago y la Princesa estalló en la mejor de las carcajadas.
Esta técnica mágica aplicada en los habitantes de Tesoro provocó el cambio que Gema buscaba. Y no solo eso, misteriosamente y, vaya uno a saber porque o por quien… Los árboles dejaron de producir piedras preciosas para dar los mejores y más naturales frutos. 
Podrá parecer extraño, pero los habitantes de Tesoro, atrapados por el placer de la risa que les provocaba las cosquillas que se hacían en sus momentos de descanso no añoraron el cambio…


                                                     Peregrino

viernes, 26 de julio de 2013

El día después



Hacia horas que los resabios de la resaca y su inconsciente la mantenían inmóvil  frente a esos dos comprimidos.  Sabía lo que tenía que hacer después de una noche de lujuria, lo que no había podido resolver, aún; es que es lo que debería hacer…


                                                          Peregrino

sábado, 13 de julio de 2013

Cambio de temporada…




Con cada cambio me expongo, por instantes, sin vestimenta y sin pudor. Luego, ya vestida, te permito que  puedas reflejar en mí tu visión, sabiendo que continuaré inerte  detrás de la transparencia eterna a la espera de la próxima temporada…


                                                                   Peregrino

domingo, 7 de julio de 2013

Elecciones


El sabía que había sido elegido porque así lo deseaba, lo que no se imaginaba era que esa elección marcaría definitivamente un rumbo en su vida.  En definitiva la idea había sido suya y haber sido seleccionado hasta le resultaba casi lógico.
Se sentía orgulloso e importante, era uno de los tres del “grupo ejecutivo”, uno de los que conduciría al resto tomando las decisiones necesarias para poder cumplir el objetivo: Reunir fondos para el viaje de egresados, el soñado viaje a Bariloche.
Por aquellas épocas los muchachos iban al turno mañana y las niñas al de la tarde, por lo tanto; la primer misión consistió en quedarse un mediodía para proponer a las chicas que se organizaran como ellos y luego se reunieran para planificar algunos bailes.
Así fue como los dos “grupos ejecutivos” se encontraron frente a frente en el primer piso del bar de la esquina pensando como iban a llevar a cabo la primera experiencia.  Decidieron formar tres parejas, para lo cual colocaron sus nombres en un papelito y los papelitos en dos copas.  El azar quiso que le tocara con Mirta: esa niña que lo miraba serio…de largo cabello negro, con su delantal blanco de cuello alto y ese halo de encanto detrás de sus ojos de miradas profundas…
Llegó el día del evento, fue una noche hermosa y el inicio de muchas más porque comenzó a descubrir el ángel que le habían bajado para acompañarlo por el resto de sus días…. (…y ya van treinta y seis años y trece mil ciento cuarenta noches…)



                                                                  Peregrino

jueves, 13 de junio de 2013

Leyendas




Había escuchado comentarios de mujeres de tribus vecinas acerca de la llegada de un nuevo hombre, distinto.  Millarray no se había interesado en esa novedad, continuaba viviendo  en aquel espacio donde había ido a transitar el camino a la fertilidad, su lugar en el mundo. Se mimetizaba allí  con esa naturaleza virgen que tanto amaba.
Comenzaba a anochecer, se resistía a salir en busca de la leña  que precisaba. La reserva había disminuido peligrosamente y se anunciaban días muy fríos. No sabía por qué, pero hoy más que nunca, percibía que El Trauco podría rondar por los alrededores.  Muy a su pesar y, temerosa de lo que pudiera sucederle, se dirigió camino al lago en busca de  restos de árboles secos que el agua arrimaba a la orilla.  No podía evitar que su mirada se perdiera detrás de las lengas y los ñires en busca de esa imagen que, en realidad, no quería encontrar.
Las creencias de los suyos indicaban que este hombrecillo buscaba a las mujeres jóvenes y las atraía hacía él.  Tenía los pies al revés, por ello, parecía alejarse cuando en realidad se acercaba a sus víctimas.
Por un sendero cercano Pascasio  realizaba una última caminata antes de irse a dormir.  Estaba profundamente cansado y con su salud quebrada.  Mortificado, además por la falta de entrega de raciones alimentarias que el gobierno había acordado con el Cacique Sayhueque para mantener la paz.
Un Pangui (león americano) hizo desviar la trayectoria de Milllarray.  Caminaba ahora por un lugar desconocido, más atemorizada que nunca y procurando aprovechar los últimos destellos de un sol que había comenzado a  despedirse.
Apuró el andar, a pocos metros escuchó un crujido, levantó la vista y quedó paralizada: Allí estaba, tenía rasgos humanos pero vestía ropaje desconocido, además tenía pelo en la cara y ¡dos elementos transparentes sobre sus ojos…!!! Se agachó y permaneció inmóvil por horas, por suerte él no la había visto…
Francisco Pascasio  finalizó su caminata y volvió al campamento.  Al día siguiente iniciaría el largo camino de regreso a Buenos Aires y a sus trabajos en Antropología y Geografía, entre otros.  Jamás se podría haber imaginado siquiera por un momento, haber sido leyenda antes de la leyenda…


                                                                   Peregrino


martes, 7 de mayo de 2013

Desconexión





Tiempos sin tiempos. Ellos cuentan los años, él ya perdió la cuenta. Sábanas continúas; mensajes mentales con destinatario y sin recepción. Motricidad nula.  Agonía continuada sin fechas ni horarios; calmantes y somníferos piadosos.
Gente que clama y otra que discute.
Prolongación del dolor sin dolor ni lamentos, ruegos al cielo, al poder esté donde esté.
Mano piadosa, fin de los tiempos…



                                                            Peregrino

Este drama prolongado y de final abrupto fue publicado en: http://www.cuentosymas.com.ar/blog/desconexion/

martes, 9 de abril de 2013

La luz (Edición completa)






     Hubo informes científicos que daban cuenta que esta zona había estado bajo el agua por mucho tiempo.  No teníamos ninguna evidencia de ello, ni la necesitábamos.
     En Zota lo teníamos todo.  Desde la inmensidad hasta la escasez de habitantes.  De acuerdo a datos del último censo realizado por Don Ramiro, el Maestro; sobrevivíamos a la soledad poco más de ochenta habitantes distribuidos en dieciocho manzanas.
     Hasta el clima nos favorecía:  Cortos inviernos y veranos, prolongadas primaveras y otoños.  Poca lluvia, escaso viento.  Microclima, dirían los expertos.
     Típico pueblo de campo, con una plaza central rodeada por el edificio Municipal, (con Don Ramiro como intendente) y la comisaría (con Don Ramiro como comisario).  Sí, al principio se había resistido, semejante concentración de responsabilidades era una carga enorme para él.  Además, no se concebían la suma del poder político y de policía; pero la opinión popular pudo más.  Y allí estaba Don Ramiro, durmiendo el sábado o el domingo cuando el sargento primero hacía doble turno y lo relevaba de ésta función.  De las otras dos lo liberaban la secuencia semanal: los fines de semana no daba clases y las puertas del Municipio permanecían cerradas.
     La segunda plaza tenía una particularidad: en el centro se encontraba la capilla.  Cuentan los antepasados que fue la primera construcción, la que dio lugar al asentamiento.  Luego, el trazado urbano dispuso que en ese espacio debería ir una plaza.    Y así fue. 
Este era un hermoso lugar, lleno de flores y con un pequeño estanque donde una familia de patos anunciaba la llegada de visitantes.  Allí, don Domingo daba misa.  Venía una vez a la semana desde Reina, un pueblo vecino,  para cumplir con el rito eclesiástico y lavar de los pecados a una población que los tenía pero por omisión, por la incapacidad de cometer alguno.  
     Con tan poca cantidad de habitantes, los casamientos eran muy esporádicos, pero daba gusto verlos en este lugar tan particular.   Participaban todos los habitantes luciendo sus mejores ropas y las autoridades los uniformes de gala, reservado solo para ocasiones especiales.
     El transporte estaba a cargo de Don Jacinto, el remisero, que nos trasladaba en su lustroso sulky tirado por Esther la yegua más bonita y dócil que jamás se haya conocido. 
     La peluquería lo tenía a Don Crisostomo.  Como buen barbero y acicalador, su mejor función, era procesar la información de todo lo ocurrido en la comunidad.  Muchos  de sus clientes iban, no porque tuvieran una real necesidad de sus servicios, sino porque allí estaban los mejores y más actualizados comentarios de actualidad.  Era muy hábil, no solo daba información,  recreaba un ambiente de confianza y confidencialidad y obtenía mucha más de la que cedía.  Le daba muy buenos resultados.  Trabajaba todo el día y había logrado ser una de las personas con mejor situación económica.
      Don Juan estaba al frente de la oficina de correos y a cargo de su distribución.   Don Pérez era el médico y consejero y por supuesto, como buen pueblo de campo, no podía faltar la curandera.  Esta función la desarrollaba pacientemente Doña Braulia.  Ella solucionaba todos los males que Don Pérez no podía resolver:  embrujos, empacho, mal de ojos, culebrilla y otros.
     La fama de Doña Braulia había excedido la superficie de Zota, alcanzando no sólo la de pueblos vecinos sino, también; algunas localidades Europeas y Norteamericanas.  Es que la Doña se había perfeccionado  logrando extender y aplicar sus dones a través de Internet.  El poder de “Ña Braulia”, como se la conocía en el lugar, era tal que; entre otros, se comentaba en el pueblo que Walt  Disney no estaba en crioterapía; que ella lo tenía en estado de levitación temporaria hasta que   le perdonara no haberla convocado para Cenicienta.    También se decía que guardaba con vida en su cuarto de tercera dimensión, de  donde solo ella podía entrar y salir, a personajes como: Elvis Presley, Fred Mercury, John Lennon y otros.  ¡Y no se sorprendan! Porque la doña podrá haber sido del campo, pero bien que además del locro y la chacarera le gustaban el Jazz, el Rock y hasta el Metal Clásico que solía bailar montada en su escoba en las noches de cuarto creciente.  Y a propósito de luna.  Como buen pueblo del interior, además de los personajes, usos y costumbres; también estaban las creencias.  La más fuerte y temida era la de la luz mala.  Luz que presagiaba un terrible mal a quien la presenciara y que solía presentarse en noches despejadas de luna llena.
     Don Domingo y Don Pérez, insistían en que esto no era más que una creencia popular de las pampas.  Sostenían que lo que llamaban “luz mala”, no era otra cosa que el reflejo de la luna sobre algo humedecido por la condensación producida al anochecer.  Intimamente sabían que era una justificación científica.   Pero el paso de los años, la convivencia con convicciones tan fuertes, y hechos ocurridos en el lugar los hicieron socios del miedo que transmitía la visión de “la luz”.
     Don Juan había sido el último en haberla avistado.  Se le presentó después de una larga jornada de trabajo, en el camino de regreso a casa. No pasó mucho tiempo hasta que el presagio se cumpliera.  Dos días después de la visión, al pegar una estampilla a un sobre quedó el también adherido y viajó con el despacho postal hasta el correo central, donde después de largos esfuerzos lograron separarlo de la pieza.  A raíz de esta triste experiencia perdió el ombligo y temeroso,  por mucho tiempo, evitó salir en noches claras de luna llena; reprochándose una y mil veces no haber pedido el auxilio de La Braulia.
     Nada, o casi nada, había podido vencer a  la Doña.  Con la consabida salvedad de la muerte, había logrado superar todos los pedidos de auxilio.
Sorprendía verla, por ejemplo, curar el asma: Sólo hacía posar la planta del píe desnudo sobre un ombú.  Recortaba la corteza del árbol, la invertía, volviéndola a posar sobre el tronco y con la sola recomendación al paciente de que no volviera jamás a ese lugar, el mal desaparecía mágicamente.
     Esto fue así hasta que un día se presentó Celeste. Una adolescente, hija de los Gonzaga; planteándole que la noche anterior había visto la luz mala.  Muy temerosa de lo que pudiera sucederle, pidió auxilio.
    Era la primera vez que le presentaban ésta situación.  No sabía como resolverla, pero tampoco podía echar por la borda su fama.  Por lo tanto, le dijo a Celeste que podía solucionar su pedido con un conjuro y un brebaje, pero que el preparado de la poción llevaba un día; por lo que le pidió que volviera al siguiente en ayunas y montada a pelo en un zaino bizco (tenía que impresionar).
     Esa noche no durmió.  Recorrió todas sus experiencias. Consultó bibliografía, archivos, base de datos y evocó a Mara, su predecesora, con quien logro establecer contacto espiritual (ya no estaba entre los presentes), empleando la comunicación que le permitía el sistema de antenas parabólicas que había instalado hacia ya un tiempo.
     La búsqueda fue inútil.  No había remedio para este mal.  Fue así que la única solución posible que pudo sugerirle Mara  fue la de hacer un pacto con Mandinga.  Doña Braulia no solía hacer este tipo de tratos, es más no contaba con ninguno en su haber.  Pero esta situación la estaba superando. No habría más remedio que pactar con el diablo.  Ya amanecía y en breve Celeste acudiría a poner a prueba su fama.  Ante la falta de alternativas no tuvo más remedio. 
El resultado fue que Mandinga le concedió el poder con la condición de que la persona agraciada no llorara.  Mientras no lo hiciera, la maldición de la luz mala no se cumpliría; caso contrario ésta se ejecutaría de inmediato.  Y como yapa le agregó no contar ni comentar la condición (la de no llorar), a riesgo de que el castigo también se ejecutara instantáneamente.
    Así fue como Doña Braulia vio crecer su fama asociada a su poder de impedir la maldición y desgracias que seguían a la visión de la luz mala.
    Con el tiempo la curandera fue aplicando uno a uno a cada habitante del pueblo ésta concesión, hasta que no quedó nadie que no hubiera estado frente a la triste experiencia de visualizar la luz mala y de salvarse de sus consecuencias gracias a los conjuros de la salvadora.  Si hasta don Juan, cuando en un descuido volvió a toparse con ella, había acudido presuroso a solicitar los auxilios antes de entrar a la oficina de correos. ¡Menos mal que allí estaba la Doña que remediaba todo tipo de situaciones!.
     El tiempo parecía haberse detenido en Zota.    Pero solo parecía.  Las dimensiones del lugar.  La paz que se respiraba en él.  La ausencia de drogas y violencia  contribuían a recrear esa sensación.  El calabozo de la comisaría había sido utilizado solo una vez, cuando un forastero atrevido huía con uno de los patos de la plaza.  Los graznidos y la velocidad con que Don Ramiro se había desplazado en su bicicross, permitieron atrapar al bandido luego de una carrera corta en la que éste no ofreció resistencia.  Lo esposó y lo llevó detenido. ¡Valía la pena verlos seguidos por el pato!
     Los años se sucedieron.  Cada habitante del pueblo había aprendido a querer a La Braulia.  La Doña era muy buena y cada consulta era más que eso.  Las sesiones se prolongaban en largas charlas matizadas por interminables mateadas.  No cobraba.  Recibía regalos –gallinas, chanchos. tomates -, que cuando no alcanzaba a consumir, los canjeaba en el almacén del pueblo por otras cosas que necesitaba.
     Además de querida, era respetada.  Profundamente respetada y admirada.  Había echado un manto de protección sobre esta comunidad, lo había hecho con humildad y sabiduría.  No podía ser de otra manera.
     Una terrible noche de tormenta, la muerte bajó hecha relámpago y en Zota, donde la eternidad parecía haberse instalado hacía un tiempo, Doña Braulia dejó el pueblo para siempre. 
     La noticia se transmitió de inmediato a cada uno de los habitantes y se decidió montar el velorio en la capilla.  También sucedió, que la Doña había logrado instalarse de tal manera en los corazones de los habitantes de Zota, que; uno a uno y  a medida que se acercaban a verla, no podían evitar llorar.  Lloraban tanto que sus lágrimas brotaban de todo el cuerpo haciendo que los mismos se diluyan.  Y así fue como cuando vino Don Domingo a dar la misa sólo encontró en Zota un ataúd, los restos de Doña Braulia y agua....,mucho agua...... .


            

                                                                                  Peregrino




martes, 5 de febrero de 2013

Desperdicios (Invierno)

Comenzaba la época difícil, aquella donde; además de la crueldad del clima, empezaban a escasear las monedas.  Ella suponía, inocentemente, que ello sucedía porque la gente era reticente a sacar las manos de los bolsillos para mantenerlas tibias.
Se había preparado especialmente para este invierno. Había ubicado un espacio protegido del viento.  Se había procurado unos guantes de lana, a los que les había cortado los dedos para que no se dañaran prontamente en la búsqueda de su  sustento diario y contaba con la compañía de “Pelo” y “Pucho”; dos canes compañeros de hambrunas contra los que se acurrucaría durante las noches más crueles.
Sus períodos la habían sorprendido con la misma frecuencia que esas extrañas sensaciones sobre la zona púbica.  Explorándose había comenzado a descubrir el placer y con este la tendencia a buscar y admirar a los muchachos. Especialmente a uno que pasaba todas las mañanas a primera  hora y que perdía de vista cuando se hundía en el ingreso a la estación de subtes.  Era alto, morocho.  Aún a distancia había descubierto unos ojos almendrados, brillosos.  Caminaba erguido, medio escondido detrás de bufandas y sobretodo.
Había comenzado a esforzarse por mantenerse aseada.  Con el cabello más o menos peinado, vestía las mejores prendas que había podido rescatar.
Tenía, ahora, un nuevo motivo para esperar cada amanecer.  Verlo, volver a descubrirlo, mirarlo, seguirlo, desearlo…
Cada día intentaba aproximarse un poquito más. Sólo esperaba que, en algún momento y por algún motivo el la viera.
Así sucedió, o se había acercado demasiado o por otro motivo él había volteado y la miraba.  Paralizada observó como se quitaba su guante, introducía la mano en el bolsillo y extendía su brazo para alcanzarle unas monedas… Recibir sin pedir fue suficiente para comprender y saber cual era la condición que la condenaba…



                                                        Peregrino

lunes, 14 de enero de 2013

Cuestión de tiempos




Un entorno sin mayores cambios y la luz roja del mismo semáforo deben haber actuado como disparador para retrotraerlo a aquel diálogo, cuarenta años atrás:

-         Y ¿a qué aspiras?,  ¿qué deseas tener…?
-         Me gustaría lograr un cargo de Director, como el suyo, tener un auto como este… y… ¿Usted?
Se atrevió a repreguntar el Cadete…
-Nada, simplemente me gustaría tener treinta años menos, como vos…

Una bocina activó sus reflejos, pisó el acelerador de su último modelo. Lamentó, profundamente, no haber comprendido el alcance de aquella respuesta.  Pero, bueno, en definitiva solo había sido una cuestión de tiempos…


                                                      Peregrino

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