Do la miró mal, Minó la insultó por lo bajo. Su
compañera, dueña de un oído infalible, la escuchó; giró, la tomó de los
cabellos y sacudió su cabeza golpeándola contra la pared del aula. Era la
última de la fila.
Al otro día, las tribus a las que pertenecían ambas se
enfrentaban en las puertas del colegio.
Entre los heridos y contusos hubo varios policías y gendarmes, que; sin
poder identificar exactamente de qué bando había venido la agresión, comenzaron
a tomar venganza.
El hijo del intendente sufrió, casualmente, las
consecuencias. Asumiendo la adversidad política, envió la barra brava a vengar
el hecho. En este incidente quedó involucrado
y herido el diplomático de una de las potencias dominantes que estaba
circunstancialmente en el lugar.
El líder del país importante tomó represalia contra su
adversario. La respuesta no se hizo
esperar y las alertas sobre el posible empleo de bombas neutrónicas
aterrorizaron a todo el planeta. ¡Justo ahora que Minó había abandonado el hospital
y Do, reconociendo su error, la estaba esperando para pedir disculpas…!!!!!!
Peregrino