La dejó en el
aeropuerto y sintió que la abandonaba. La “nena” se iba a pasear a Brasil. “Su nena”, de tan solo 21 años, partía por tres semanas. Él, que había tratado de minimizar la
carencia de una madre, era ahora más que nunca, un padre doblemente viudo…
Temeroso del
silencio atroz que lo asaltaría al abrir la puerta de su casa se quedó
inmovilizado, llave en mano, pensando que otra cosa podría hacer. El ladrido de
Fiera lo sacudió, despertándolo de su letargo, haciéndole saber que había
alguien que lo esperaba.
No podía
conciliar el sueño cuando, de pronto, escuchó sonar su celular. Era un llamado
de Denis, por lo menos era su número, no entendía… La voz distorsionada de un
hombre terminó de aturdirlo:
-¡Escuchame
Hijo de P… si queres volver a ver a tu hija con vida, no cortes la comunicación
y seguí mis instrucciones…!
Enmudecido,
sorprendido y con su corazón a punto de estallar trató de recuperar la calma…
-¡Juntá todo el
dinero y las joyas que tengas, ponelas en un bolso y déjalo en la sala de
preembarque al lado del puesto de diario, y no cortes la comunicación hasta que
hayamos completado la operación, tenés una hora…!
De fondo, se
escuchaba una vos femenina que pedía ayuda… En tanto comenzaba a juntar lo que
tenía trataba de retomar el control sobre si mismo, procurando entender como podría
haber sucedido esto. ¡ Si él la había dejado en la sala de preembarque… ¡ Pidió
entonces que le pasaran con ella.
-¡Nada de
conversaciones, no te distraigas y no te hagas el boludo, mirá que los minutos
pasan rápido!
Fue en ese
instante cuando recordó algo que podría serle útil. Aspiró profundamente y
tomando coraje respondió:
-¡Ahora
escúchame vos hijo de una gran perra, o le pedís a mi hija que te pase la
contraseña de secuestro o no hay trato!!!!!
-¡Ahh ¿estás en
piola…?! ¡Ahora voy y le corto un dedo…!!!!!!
-¡Si la tocas
no hay trato!!! ¡Tengo unos cuantos billetes verdes para llevarte, solo le
tenés que decir que te pase la contraseña…!!!
-¡Andate a
cag…!!!!!!
La comunicación
se cortó y con ella su respiración. Jamás
se perdonaría si algo le sucediera, ahora solo quedaba esperar…
Dos
interminables horas después otra llamada ingresaba, la de un número
desconocido, pero con una dulce voz femenina:
-¡Hola Pa!
llegué bien, perdí el celular en el aeropuerto, voy a comprar otro aquí y te
paso el número, ahora te estoy hablando desde una cabina
Respiró
aliviado, más bien; respiró…
-¡Denis , que
alegría! estaba muy preocupado…
-¡Ay Pá,
siempre preocupándote por nada…, es un simple viaje, son unos pocos días…!
-Sí nena, tenes
razón. Porfi, decime ¿por casualidad te acordas la palabra clave que usábamos,
cuando de chica jugábamos al secuestro…?
-Sí
“Nangaparbat” ¡¿Y… a que viene eso ahora…?!
-Nada nena,
solo por precaución, cosas de viejo ¿viste…?
Peregrino