Cuentos de Peregrino

Un lugar de encuentro con los sueños y las fantasías...

lunes, 24 de marzo de 2014

Homo Economicus




Luego de años de gestión, había logrado posicionar a la línea aérea en un lugar de excelencia. Ahora, próximo a su retiro, se  había propuesto hacerlo con los mejores resultados.
Cerró la exposición ante la asamblea de accionistas con el anuncio de haber superado el objetivo de ganancia para el ejercicio. Esto implicaba un jugoso reparto de dividendos lo que, obviamente, originó un espontaneo y cerrado aplauso.  
Interiormente, él comenzaba a evaluar como aplicaría sus honorarios a la compra de acciones, convencido que lograría superar todas las expectativas.
Ambicioso y exigente, mucho más allá de cualquier límite, comenzó a solicitar informes para analizar alternativas que le permitieran cumplir con su objetivo. Sabía que sería complicado, el valor de las tarifas estaba limitado por el precio de la competencia; la incorporación de nuevas rutas resultaria antieconómico, debía ir más allá; explorando nuevas opciones.
Comenzó a aparecer, de pronto, una posibilidad; aquella que le podría dar la mejora en resultados que precisaba: La ocupación de las bodegas era de un sesenta a setenta por ciento, esto implicaba que estaban transportando una importante cantidad de “aire” y además, gratis…
Se centró en estudiar como consolidar cargas aprovechando cada milímetro de espacio. La solución no apareció de inmediato, se fue construyendo a través de una sucesión de hechos. El primero de ellos fue un lote de baterías de litio que no había podido ser despachado en un vuelo de transporte de carga. Claro, tenía la peculiaridad de ser peligroso, pero el transporte aéreo era tan seguro… La aerolínea era tan eficiente, la rentabilidad de completar la carga con este tipo de mercadería era tan alta…
Lo dudó, no mucho. Comprobó mes a mes, durante más de diez, que los resultados crecían y eran óptimos, ya imaginaba su nueva exposición y planeaba su retiro después de la jugosa retribución de este año…
De pronto, la noticia inesperada: Un vuelo, con doscientos treinta y nueve pasajeros había desaparecido.
Ordenó la búsqueda de inmediato. También solicitó los costos diarios de la misma y la evaluación de a cuánto ascendería la indemnización al pasaje si se confirmaba lo peor. Faltaba muy poco para el cierre de ejercicio, su último balance. Respiró aliviado cuando, al analizar la respuesta, pudo comprobar que el costo del rastrillaje no alcanzaría a malograr los resultados de este año… Podría haber sido un atentado, en cuyo caso, el costo debería pagarlo el aeropuerto y, en la peor situación, si tuvieran que indemnizar a las víctimas, ya no correspondería a un período de su gestión…
  

                                                                                                Peregrino

viernes, 7 de marzo de 2014

Atravesado



Por modos y formas de una madre que no dudó en arriesgar su vida para regalarme un hermano que no pudo ser…
Por una abuela que pedaleaba incansablemente su antigua máquina para coser los números en las camisetas del equipo. 
Por los cuentos de una Tía, sin los cuales, no era posible que me dispusiera a dormir…
Por la primita de sobre todo rojo que la vida me trae de regreso, de tanto en tanto, para comprobar que no hay espacios ni distancias…
Por la ilusión de una chiquilla, de tan solo cinco años y de la que solo recuerdo su sobrenombre: Vicky. Por quien fui capaz de tomar clases de danzas clásicas con tal de poder estar más cerca, o de hacer riesgosos malabares en el duraznero para demostrarle que podía ser como Tarzán…
Desde el aroma del perfume de la maestra de primer grado inferior, esencia que vuelve, aun hoy en día,  al enfrentar a las mujeres más dulces.
Insólitamente por alguien que me regaló, sorpresivamente, un tierno beso en aquella solitaria plaza de Villa Rumipal.
Por la valentía de la Profe que me dijo: “Vos no tenés nada que hacer acá estás perdiendo el tiempo, el año que viene te anoto en otra escuela…”  y así lo hizo…
Por el desafío de la Profe de Literatura a un curso completo de varones: Escribir una redacción  con el tema “Mi rosal dio una rosa” y su posterior decisión de pasearme por todo el colegio leyendo mi creación…
Desde la lealtad de una relación laboral, hasta la amistad de por vida.
En carne y alma por quien me atrapó desde lo bello de su figura y me trasladó hasta la magia de su interior.  Quien está en mí, conmigo, por y para siempre.
Por la magia de una bebé, ya hecha mujer, y su hija; nuestra nieta.
Seguramente muchas no estarán en este escrito, pero no tengan dudas de que si pasaron por mi vida, continuarán presentes en mí.
Ninguna de las mujeres que conocí merece el olvido. Mi pequeño homenaje a todas y cada una de ellas en su día.

                                                                    Peregrino



martes, 4 de marzo de 2014

Compartiendo




Otra vez el invierno se abatía cruelmente sobre ella, cada día era un desafío de subsistencia;  no conocía la rutina. Procuraba cartones para protegerse mejor durante la noche, no era fácil,  ahora que mucha más gente vivía de recolectarlos.  Sabía que los mejores refugios  eran las estaciones de subtes pero  no soportaba pensar que quedaría encerrada toda la noche.
Lo descubrió durante una mañana muy fría,  aquellas donde los huesos te hacen saber hasta donde llega la temperatura.  Estaba acurrucado entre dos perros, se cruzaron las miradas e inmediatamente se entrelazaron en un dialogo sin palabras, fue suficiente para entablar una relación de aventuras.  Desgarbado, procuraba achicar los dedos de sus pies para que no escapen por los agujeros del calzado. De todas maneras, a los ojos de Ramona, su compañero lucia como un príncipe…
En sus códigos,  las presentaciones se  resumían a conocer sus nombres. Así supo que se llamaba Martín. Cuando fue su turno, un súbito impulso femenino la llevó a hacerse llamar Laura.  Se unieron en su primer necesidad: Procurar alimento, sobre todo algo caliente. 
Miraban a través de los vidrios a aquellos parroquianos sentados en las mesas de los bares disfrutando de desayunos fuera de su alcance.  Contaron sus monedas y concluyeron que, con lo que tenían,  podrían compartir un café con leche y una media luna. 
Ingresaron al bar y eligieron la mesa del rincón, aquella que les evitaran esas miradas que los escrutaban como si fueran seres de otra especie.
Pendientes de sillas desproporcionadas, los piececillos de ambos bailaban al compás de su enorme alegría.
La taza iba y venía cuidando copiar  la prolongación del sorbo de su compañero. Disfrutaron de la bebida, pero la medialuna seguía allí, a la espera que uno de ellos se atreviera a repartirla.  Ramona (Laura), le ofrecía a su compañero que lo hiciera y este, gentilmente, le devolvía el pedido.
Cuando Martín optó por tomarla, ella se convenció que el hambre  había podido más,  en tanto; le clavaba la mirada siguiendo el desplazamiento de las manos sobre la factura para controlar que el corte fuera justo.
Contuvo el grito de queja, porque veía con dolor que las manos de su compañero no hacían un corte equitativo;  en el preciso instante que recibía, generosamente, el trozo más grande… Devolvió el gesto y, así, el juego del reparto se prolongó, casi infinitamente, hasta la última miguita.
Sin saberlo,  habían comenzado a descubrir que compartir era mucho más que repartir…


                                              Peregrino
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...