Cuentos de Peregrino

Un lugar de encuentro con los sueños y las fantasías...

miércoles, 11 de febrero de 2015

Fiesta:


La consigna de la convocatoria había sido clara. Él aseguraba, inútilmente, haberla cumplido. Su persistencia no logró quebrar la resistencia a creer que había asistido disfrazado como el hombre invisible…


                                                           Peregrino

domingo, 8 de febrero de 2015

Tatuajes




Reconocido y admirado por la fidelidad de sus trabajos, comenzó a alarmarse cuando se enteró que el marinero al que le había tatuado la soga en el cuello murió ahorcado… Poco tiempo después falleció, picado por un alacrán, otro cliente al que le había realizado la imagen… 
No esperó el tercer caso, inmediatamente modificó el suyo y la daga sobre su brazo se transformó en un inofensivo faro marino…
Temeroso, redujo la calidad de sus imágenes y comenzó a perder clientes. En tanto, el faro se desdibujaba y volvía a aparecer, cada vez con más fuerza, la imagen de una daga poderosa; amenazante…  
Una y otra vez tomaba sus instrumentos y volvía a trabajar la figura  hasta lastimarse.  Muy a su pesar, la imagen original volvía a la superficie cada vez con más fuerza.   Tomó, entonces, la decisión fatal, iría a fondo;  levantaría toda la piel hasta que no quedaran rastros de la maldita tinta…
Sumergido en un profundo sopor y, rodeado de un charco escarlata, admira el logro. Su brazo estaba  libre, la filosa daga ya no aparecía sobre su piel;  ahora estaba  en sus manos cubierta de una tinta,  con un extraño tinte rojizo…


                                                                                               Peregrino

miércoles, 4 de febrero de 2015

Imponderables




Se juraron pasión eterna  convencidos que ninguna circunstancia podría afectar su relación.  Presurosos buscaron un candado grande, así como el tamaño de su cariño y corrieron a colocarlo en el puente del amor, seguros que su fortaleza y permanencia les garantizaba la eternidad.
Tiempo después, la relación atravesaba una profunda crisis. Decididos fueron con sus llaves a recuperar el candado y desandar el camino…
Intentaron una y otra vez y tantas otras fracasaron. Quizás la humedad, la corrosión, el paso del tiempo, las llaves dañadas…   No lo sabían, pero tenían la certeza de que este imponderable les impediría concluir lo que parecía tener destino final.
Se alejaron caminando lentamente, cabizbajos, tomados de las manos… No les quedaba opción, el candado continuaba más firme que nunca… 


                                                                              Peregrino
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