Labró
su huerta sobre tierra virgen. Orgulloso
vio crecer sus tres retoños fuertes, vigorosos y traviesos.
Cuando
los surcos alcanzaron su piel sintió que había llegado el momento de detenerse
a contemplar su obra. Fue entonces
cuando en el horizonte se dibujó una tempestad, distinta a las conocidas, mucho
más cruel y siniestra.
Primero
se llevó el pilar sobre el que se recostaba, su soporte; luego al que le había
dedicado todo su esmero, porque su fragilidad así lo exigía.
Desde
entonces, absorto; pierde su mirada en el infinito. Busca otra tormenta, una que le permita
reencontrarse con lo perdido…
Peregrino
POÉTICO!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAbrazos Peregrino
Gracias por pasar Diana. Abrazo
EliminarCorto, es verdad, pero intenso.
ResponderEliminarLas tormentas llevan pero también traen.
Un abrazo.
HD
Gracias por pasar y por tu enfoque positivo. Abrazo
EliminarYa te dije: FENOMENAL. Si no lo posteabas, te iba a pegar unos cuantos zapatillazos. Abrazo!
ResponderEliminarPor eso lo edité, por temor a las represalias... Soy un sometido...¡Ja, Ja, Ja!!! Gracias por tu apoyo y aliento. Gran abrazo
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