Hacía ya un año que se había instalado en el country, aprovecharía
su cumple número cuarenta para convocar a sus nuevos vecinos y amigos. Tendría que ser especial, eran cuarenta,
solitarios cuarenta… ¿con la crisis de la edad…? No lo tenía demasiado claro;
la idea de festejarlo con una fiesta de
disfraces no era muy original pero, no obstante, se fue consolidando…
Preparó el evento cuidadosamente recomendando que las
vestimentas fueran elaboradas y que dificultaran la identificación, total
estaba en un country lo que le daba cierta
garantía de no tener infiltrados…
Desde temprano, esperó ansioso la hora de la
convocatoria. Fueron llegando, algunos
reconocibles y otros no tanto. Bailó,
rió y se divirtió merecidamente. A punto
de realizar el llamado para la ceremonia de la torta advirtió la llegada de
otra invitada. Estaba allí, en la puerta, esperando que le franqueara el
acceso. La imagen lo inmovilizó momentáneamente. Lucia el mejor vestido de
odalisca, con una tela de matiz blanco transparente. Le abrió, se acercó
despaciosamente, parecía flotar sobre sus pasos. Trató de recomponerse para
iniciar un dialogo, no pudo. Su mirada se desplazó por las suaves curvas que
transparentaba la vestimenta y finalizó clavándose en dos ojos verdes coronados
por profusas pestañas negras que, aleteando, como mariposas de colores le
hacían llegar una suave brisa perfumada.
No hablaba, susurraba, por un instante pensó que realmente deseaba
ocultar su personalidad; más tarde concluiría que era su manera de expresarse.
Supo que se llamaba Ebediyet, luego conocería su significado: Eternidad…
A partir de allí no existió nada ni nadie más…
¡Ni siquiera tuvo que pensar los deseos! La noche había adquirido su
propia magia y el no estaba dispuesto a cuestionarla…
Todos se retiraron, excepto, quien debía quedarse;
acompañarlo, acariciarlo, besarlo, mimarlo… Tal como lo había pedido…
Despertó agotado. Buscó a su compañera; fue inútil…
Percibió una molestia, veía un velo traslucido flotando en todas sus imágenes,
como si estuviera grabada en su ojo…
En cada cumpleaños esa imagen vuelve, se instala y flota
en la penumbra de la noche. Todos los invitados festejan pero el velo solo
danza para el…
Peregrino
wow!!! un texto exquisito y romàntico!
ResponderEliminarsaludos Peregrino
¡Que velocidad Diana!!!! Lectura on line!! Gracias. Abrazo
ResponderEliminarApasionante! Me encantó.
ResponderEliminarGracias Hiji, besos!!!!!
EliminarMisterioso...Sinuoso...Sensual... Cómo estamos, eh? Me gustó mucho y también la extensión. La historia lo merece! Abrazo!!!
ResponderEliminarGracias Bee, en realidad me estuve conteniendo un poquito porque, en algún momento, pensé que daba para jugar un poco más. Se me hace cuesta arriba balancear... Gracias de nuevo. Abrazo
EliminarA mí me hubiera gustado que fuese más extenso, la idea daba para crear más imágenes, y si la ley bloguera dice que no, al demonio con ella, si lo que importa es lo que uno hace.
ResponderEliminarA mí me dio un poquito de miedo.
Un abrazo.
HD
Si hacia falta algo para desbalancear era este comentario ¡al diablo con el equilibrio!!!!! Gracias Humberto, tu opinión es para mi un aporte muy valioso. Abrazo y ¡éxitos con tus presentaciones!!!!!!
ResponderEliminarA mi me encantan estas historias. Y la tuya... Me ha cautivado, me hubiera gustado seguir leyendo... Un beso.
ResponderEliminarBueno Julie hay coincidencia total, creo que voy a tener que retomar esta historia... Gracias por pasar. Un abrazo
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