Lucia siempre impecable, no podía ser de otra manera
teniendo a quien tenía como asistente.
El era quien se ocupaba de zurcir delicadamente las telas rasgadas por
el maltrato sufrido. De mantener bajo siete llaves el secreto de los suaves y
disimulados toques de maquillaje que ocultaran las consecuencias de prolongadas
noches de lujuria.
Sus habilidades, mucho más allá de las requeridas para
un simple mayordomo, se extendían al mantenimiento del vehículo. Pasaba horas reparando las abolladuras,
retocando la pintura o lavando y sacando brillo a la carrocería para que
luciera como debía.
El mayor esfuerzo, lo que le requería una entrega
total, casi sobrehumana; estaba dado por el apoyo psicológico: Afectado por una
profunda depresión y abrumado por el rol que le habían asignado, Alfred lo alentaba constantemente logrando que luciera
impecable.
Ni hablar de la aparición de rasguños profundos: sabía
que tenía que actuar rápido, antes que el descubrimiento de la herida le
hiciera ver la sangre; acontecimiento que le provocaría un desmayo inmediato
¡con lo que le costaba levantarlo! Menos mal que con la dieta hipocalórica
había logrado reducirle el sobrepeso que lo hacía lucir como un murciélago
embarazado.
Resignado, sabía
que podría descansar por algunos momentos cuando su amo, convocado por la imagen proyectada en el firmamento;
acudiera a cumplir con la hazaña y el rol que le habían asignado.
En medio de la oscuridad permanente de la ciudad el
héroe continuaría cumpliendo los mandatos que le prescribiera su creador.
Alfred acompañaría en silencio rogando que, al menos, algún día no tuviera que
plancharle la capa…
Peregrino
Tal como anuncié en Paracuentos, este delirio surge de la necesidad de relajarme un poco...
ResponderEliminarVaya forma de relajarte!!! Te salió REDONDO!!! Deduzco -muy a tu pesar- que a partir de ahora te voy a meter presión, pues te salen joyitas como esta!!! ME ENCANTÓ!!!! Abrazo enorme!!! ;-)
ResponderEliminarGracias Bee, creo que sos muy generosa, pero se acepta; en estos momentos son reconocimientos que gratifican mucho. Abrazo
EliminarUy! Este tipo de confesiones me tiran abajo a los pocos ídolos que me quedan. Este murciélago es y fue mi preferido, Muy lindo relato.
ResponderEliminarSaludos!
¡Perdón Magah!!!! no estaba en mi intención derribar ningún liderazgo... Gracias por tu comentario. Abrazo
EliminarMuy bueno!!!
ResponderEliminar¡Gracias Leo! Gracias por pasar. Abrazo
EliminarPues te has relajado bien. Nada como lo fantástico para relajarse. Pero es que a veces lo fantástico se convierte en lo real y entonces... ya no hay forma de relajarse jejeje.
ResponderEliminarEncantado de disfrutar tu lectura. para mí dar con tu blog ha sido un bálsamo relajante. Creo que voy a disfrutar mucho al pasar por aquí...
Un abrazo.
Es muy cierto lo que afirmas, es más, muchas veces la realidad supera a lo posiblemente fantástico y allí es donde se nos comienzan a complicar las cosas... Gracias por pasar y por tan elogiosos comentarios
EliminarMe gustó mucho el cuento del Tributo a Alfred, dicen que no hay gran personaje, para un asistente de cámara... Me gustó mucho. Un fuerte abrazo y Feliz Navidad!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, traté de relajarme un poco escribiendo algo que me divirtiera. Me hace muy bien hacer catarsis a través de la lectura. Un gran abrazo y ¡Feliz Navidad!!!!!!!!!!
ResponderEliminarUna relajación fructífera y gratificante.
ResponderEliminarCon este relato nos demuestras lo que siempre he pensado que los secundarios son el sustento del protagonista.
Besos desde Tenerife.
¡Gracias Gloría!!! Es muy cierto lo que decis, es como en un matrimonio ¿no? Abrazo
ResponderEliminartus escritos son extraordinarios
ResponderEliminarSoy nuevo en esto me gustaria que opinaras de todo corazon que te parece lo mio
Si tienes que hacer criticas seran aceptadas