Sus primeros
dos pasos fueron cansinos, luego, los
ritos la acomodaron en la velocidad y frecuencia adecuadas: Encendió la
hornalla, puso la pava, llenó el mate, desplazó la ubicación de la servilleta
que estaba corrida de lugar, abrió la ducha y, mientras esperaba la salida del
agua caliente; cepilló sus dientes.
No hacía falta
un orden, éste estaba establecido. Siempre había sido así y debería continuar
siéndolo. Tomó la lista hecha el día anterior donde había diseñado
cuidadosamente el orden de prioridades de las tareas que debería realizar antes
de llegar a la oficina, durante el receso del almuerzo y al volver por la
tarde.
Cebó su primer
mate, encendió el televisor, para acompañar esos minutos en soledad, antes de
la salida rauda al vértigo externo.
De pronto un
anuncio llamó su atención “Científicos de la Nasa confirmaban que en pocas
horas más el asteroide 2012 DA14 impactaría contra la tierra con efectos devastadores…”
Decían no poder calcular exactamente el lugar del impacto ni sus consecuencias,
pero que, en minutos más; el presidente de los EE UU dirigiría un mensaje a la
población…
Repasó
brevemente su lista diaria de actividades. Por un instante, pensó en que todo
había dejado de tener sentido… Volvió a tomar el papel y, repasándolo, se dio
cuenta que era tiempo, que si no salía inmediatamente no llegaría a cumplir con
la rutina, que lo planeado no admitía dilaciones…
Peregrino
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